miércoles, 21 de enero de 2009

Hopes and Dreams

En su canción Changes el ya fallecido y usualmente profético Túpac Shakur decía que no estamos listos para ver un presidente negro. La canción fue escrita en 1993 y allí el gran Túpac tenía razón. Lo llamativo es que la frase no perduro en el tiempo. Es cierto que quince años y cuatro presidencias es más que un tiempo suficiente, sin embargo hoy hay en los Estados Unidos un presidente negro. Las asunción de Barrack Obama marca un día potentísimo de cambio en la historia. Un día para que el Hawaiano de origen Keniata se preparo por toda una vida. Cuando los chicos asisten a la primaria en los Estados Unidos (si Hawái es parte de los Estados Unidos) siempre se les aclara que con buena educación una puede llegar a ser lo que uno quiera. Generalmente la frutilla del postre en este discurso es que con buena educación uno puede llegar a ser presidente de los Estados Unidos. Hay ciertas personas que llegaron a la presidencia mostrando buenos títulos pero sin hacerles honor a ellos. Hay otros que blandieron títulos pedestres y que demostraron que durante el ejercicio de la presidencia hay veces que es mejor tener una enseñanza de la vida por sobre una académica. Obama es sin duda una persona que reconcilia las dos educaciones, al margen de haber sido educado en colegios de elite sufrió una infancia pobre y plagada de viajes y traslados. La verdad es que el flamante presidente va a tener que usar ambas educaciones para poder sacar adelante al país. Sus conocimientos académicos le van a permitir diagnosticar problemáticas y aplicar soluciones conocidas. Su enseñanza de la calle le va a dar la potestad de innovar y ser exitoso en los campos que le presenten nuevos desafíos. Al parecer la educación de la calle es la que mas va a necesitar, ya que esta presidencia va a ser todo un desafío y Obama va a tener que demostrar ser la persona idónea para este enclave de la historia.
Si hay que usar una palabra para resumir a Obama esa palabra es: esperanza. El presidente tiene un libro que habla de la audacia que hay en la esperanza. Este adjetivo calificativo es más que interesante. Generalmente cuando uno piensa en la esperanzas uno piensa en una acción que se hace a ciegas. La esperanza no tiene basamentos racionales y por eso es lo último que se pierde. Obama no piensa así, Obama dice que hay audacia en la esperanza. La esperanza no es simplemente una acción racional, pero sino una acción racionalmente desarrollada. Aquí es donde radica el mensaje de Obama, uno tiene que seguir sus sueños y esforzarse por cumplirlos pero además uno tiene que tener la esperanza de que se cumplan. La vida nunca depende enteramente de nosotros mismos, esto implica que muchas veces nosotros no tenemos el total control del camino que nuestros sueños van a seguir. Sin embargo nosotros tenemos que seguir nuestro sueño y tener esperanza de que se vaya a cumplir. La esperanza no tiene que ser ciega si no racional y fundamentada en el esfuerzo personal.
En este último párrafo utilice la palabra sueño por que el mensaje de Obama es muy parecido al de Martin Luther King Junior. Mucha gente dio la hipótesis de que cuando Martin Luther King Junior pronuncio su discurso en el que dijo que tenía un sueño, el reverendo estaba dándole los últimos retoques a su campaña presidencial. La realidad es que si eso era verdad solo el gran líder lo sabe y tiene el secreto bien guardado consigo mismo en su tumba. Lo que sí es verdad es que Luther King represento una etapa de cambios, una etapa de apertura que se termino por los ataques contra él, contra JFK y contra Bobby Kennedy. Hoy en día Obama retoma esa etapa de cambios desde una oportunidad histórica. El nuevo presidente ayer juro sobre la constitución en la que había jurado Abe y se dispuso a ser el comandante en jefe. Este juramento fue la última etapa de la asunción del flamantísimo presidente. Todo empezó el domingo cuando Obama asistió a un concierto en su honor en el cual se lucieron Bruce Springsteen, U2, Shakira y Stevie Wonder. En el concierto Obama dijo que no habrá soluciones fáciles pero que va a trabajar de más para enderezar el rumbo del país. El lunes Obama le hizo honor a Martin Luther King y en su día se arremango y pinto con brocha gorda una pared de celeste homenajeando al soñador. Es que el soñador King también era una persona llena de esperanza, llena de vida como Obama que en sus relucientes cuarenta y siete tiene una esposa muy sexy, niños jóvenes, adicción al básquetbol y a su blackberry. Con respecto a estas dos últimas características Obama se vio en problemas. Al parecer en la casa blanca no le dejaran usar su blackberry y todavía no consiguió la aprobación para construir la cancha de básquet que quería poner en el subsuelo de la residencia presidencial. Al margen de esto Obama está disfrutando de su momento y ayer lo demostró.
Ya dijimos que esta instancia fue planeada por Obama con la audacia de su esperanza. El hombre se metió en la política allá por fines del siglo pasado, para ser más exactos en 1996. Aquí fue cuando se integro al senado del estado de Illinois como representante de la zona sur de Chicago. En este mandato se empezó a ganar el respeto de la clase trabajadora a la que ayudo con créditos impositivos, mejoras de salud e infraestructura y un incremento en el dinero destinado al cuidado de los infantes. Obama no solo sabía que se tenía que poner a la clase baja en el bolsillo si algún día quería ser presidente, el hombre también sabía que esto lo iba a mostrar como una persona con un buen trasfondo ético y moral, lo que lo iba a ayudar a hacer un buen frente político. Luego de ocho años como senador dentro del estado de Illinois Obama se postulo a Senador por los Estados Unidos. Desde el 2005 hasta su elección como presidente en el 2008 Obama se desempeño como senador de los Estados Unidos por el estado de Illinois. Fue el quinto senador negro en la historia y reconocido como un hombre liberal, influyente y poderoso. Ayer dejo de ser el quinto de algo y paso a ser el primero. En un día frio como lo marca la historia Obama se convirtió en el primer presidente negro de la historia de los Estados Unidos. Su compañero Joe Biden se convirtió en el primer vicepresidente católico de los Estados Unidos, cabe aclarar que el país ya había gozado brevemente de un presidente católico. La ceremonia como no podía ser menos fue majestuosa. Sin embargo, lo mas majestuoso de la ceremonia fue la gente que aguanto un frio de doce grados bajo cero para ver a la historia hacerse verbo y carne. Esas almas que acompañaron el convoy del presidente electo eran personas que creían en el, gente que tenía toda su esperanza puesta en el señor Obama. Ahora es el trabajo de Obama hacer que la gente siga su propia esperanza y así ganarse adeptos.
Al parecer Obama ya está en eso, sus primeras medidas fueron tomadas con el comité de defensa donde suprimió los juicios en Guantánamo y empezó a diagramar un plan de salida de Irak, al igual que un plan de refuerzo para las diezmadas fuerzas que se encuentran en Afganistán. Es muy probable que Barrack no retire a toda la armada estadounidense que se encuentra en el medio oriente. La realidad es que el petróleo sigue siendo uno de los factores más importantes de la economía mundial y tener un pie en medio oriente permite monitorear esta variable económica. Aquí es donde empieza el principal desafío del nuevo presidente. Hablando mal y pronto nosotros sabemos que Obama es presidente gracias a la crisis financiera. La gente opto por Obama porque el hombre representa a un partido con mas sabiduría económica y por que el no es tan opulento como su contrincante John Mc Cain. La gente vio en Obama a alguien que la tuvo que pelear para ganar plata, alguien que fue de clase baja y se la va jugar por sus hermanos. El plan económico de Obama se basa en suplir al desempleo con empleo público en busca de desarrollo. Esta idea puede al mismo tiempo maravillosa como especulativa y de extremo peligro. Lo que Obama tiene que tener en cuenta es que enriqueció legalmente[1] a América y guiar la obra pública a campos desarrollistas que beneficien a los nuevos Estados Unidos. Aquí es donde se encuentra la mayor incógnita. Hoy en día nadie sabe qué puede pasar con la economía ni cuáles son las necesidades de los mercados internacionales. Más que eso nadie sabe si Obama podrá solucionar algo. Por ahora el presidente electo ya abrió el paraguas a medias diciendo que el problema puede tomar años en solucionarse pero que con esperanza todos vamos a superar al miedo y vamos a llegar a buen puerto. Sería ideal que la esperanza y el sueño de Obama se reflejen en los Estados Unidos de la mano de una nación con fuerza económica y libre albedrio. Esperemos que en el Estados Unidos de Obama a los árabes no los miren más como terroristas, esperemos que todos tengan igualdad de condiciones, que la nación no se comporte como un sheriff mundial y que los chicos de distintas razas jueguen juntos en los parques. Este último deseo representa al pasado, es un extracto del discurso de Martin Luther King Junior cuando nos comento que el tenia un sueño, un sueño que hoy en día es esperanza con Barrack Obama. Esperemos que ese sueño que el reverendo King soñó hace cuatro décadas se cumpla hoy en día con Barrack Obama así el mundo será un lugar mejor.
[1] Aquí estamos en problemas porque muchas de las ganancias de Estados Unidos fueron por expropiaciones antitéticas y leyes monopólicas que les permitieron tener propiedades que no fueran suyas.

martes, 13 de enero de 2009

Risas

Cuando éramos chicos y veíamos algo trágicamente gracioso teníamos dudas de si emitir la risa o no. Podíamos intentarlo, pero muchas veces buscábamos contenernos para evitar el tradicional reto del mayor responsable. El reto era muy simple: no te rías de las desgracias ajenas. Luego venia toda la explicación de que no nos gustaría ver que se rían si algo similar nos pasaba a nosotros. Por eso cuando un señor se tropezaba, cuando una chica se golpeaba o cuando un viejito despedía un gas en público nos reíamos por dentro, guardando las carcajadas. Lamentablemente siempre había una situación en la cual la acción superaba a la voluntad, en estos casos nos desplomaba la risa externa aunque tratásemos evitarlo. Entonces venia el reto de nuestras madres y nuestra tradicional pregunta de psicología inversa. La pregunta era bien lógica para nuestros inexperimentados cerebros, la pregunta decía esto: ¿si no me puedo reír de la desgracia ajena, me tengo que reír de la desgracia propia? En la argentina de hoy, en la argentina de siempre, la respuesta a esta infantil interrogante es un si seco y potente.
Vivimos en un país en el cual uno no sabe en qué creer, un país en el cual un vecino se avoca a un sistema de valores que el otro desprecia. Un ispa en donde ver un noticiero debe ser enfrentado con un antidepresivo. Una patria en la cual la presidenta es un títere del presidente, al mismo tiempo en que piensa que al vestirse como evita la puede reencarnar. Un lugar en el mundo en el que los genios fugan sus cerebros ya que no tienen fondos para desarrollar sus investigaciones. Un mundo en miniatura donde la mayor cantidad de la población se concentra en Buenos Aires generando pobreza y subdesarrollo. Una tierra fértil que podría alimentar al mundo y que tiene un alto grado de mortalidad infantil por falta de nutrientes. La lista de virtudes o incongruencias es interminable, la Argentina es un país de no creer. El problema de las incongruencias de la Argentina es que en vez de poner los corazones en ablande los endurece. Vivimos en un país del todos contra todos regido por la discriminación (social, racial, cultural, de tribu urbana, etc.) y el odio. La argentina de hoy en día, este país de corazones endurecidos está en una de las democracias más violentas de su historia. Desde el punto de vista estadístico esto puede ser contrarrestado, todos los presidentes democráticos que antecedieron a una dictadura militar fueron abrumados por un terrorismo de estado y una violencia política de magnitudes pantagruélicas. Sin embargo, esta violencia tenía una explicación lógica. La violencia de hoy en día no tiene explicación, no hay explicación para que los pobres maten a los pobres para robarle un celular. No hay explicación para que un chico de diez años nos amenace por la calle porque quiere nuestra billetera o nuestras zapatillas. No se encuentra ninguna lógica en la violencia familiar que también sobreabunda esta tierra, ni en la falta de fondos para hospitales y educación. Por otro lado, las medidas del gobierno están todas destinadas a seguir haciéndonos descender un helicoide más en este tour por el infierno. Las medidas gubernamentales son cada día más increíbles, cada día más inexplicables y el que paga en esta situación es el argentino medio.
Las últimas dos medidas del gobierno fueron el uso de incentivos para la compra de automóviles cero kilometro y la suba del transporte público. Esto parece lógico, si uno tiene un auto uno no va a necesitar viajar en transporte público. Además no va a tener cualquier auto, uno va a tener un cero kilometro que siempre es un placer de usar y esto va a hacernos desistir del uso del transporte de uso masivo. La realidad es que no todos saben manejar, ni tampoco todos tienen plata para pagar el nimio porcentaje de adelanto que se pide. A todo esto se le suma que si uno decide comprar un auto puede que se quede sin poder acceder a combustible, ya que debido a las bajas del petróleo muchas estaciones están realizando paros para no perder dinero. Todo esto referido a la perspectiva del comparador ya parecería más que suficiente, pero como siempre en la argentina hay que ponerle una frutilla al postre. Por los próximos meses la emblemática avenida Pueyrredon va a estar cerrada para los conductores particulares por la expansión de la línea H de subte (que se intenta extender meneando su cola de serpiente desde El Once hasta Pompeya). Por su parte Mauricio Macri corta cada vez mas calles con su promesa de hacer Buena a Buenos Aires y el ya tradicional caos del tránsito se convierte en un pandemonio. Por esto algunos como quien aquí escribe prefieren sufrir con todos los otros en el transporte público y así respirar el olor a chivo de la derrota del tradicional argentino; o como lo podría llamar un juicio histórico: el eterno cagado de todas las películas, el que ya tiene el bolsillo abierto de todas las manos que le han robado sus esperanzas en el curso de sus días. El problema es que ahora los que viajamos en transporte público debemos pagar más para alivianar los subsidios y que estos generen riquezas. La pregunta que nadie se hace es a quien se le van a generar riquezas, lamentablemente la pregunta no nos la hacemos porque ya sabemos la respuesta y no por falta de sentido crítico. La plata de los subsidios va a Zúrich, con la plata de Santa Cruz y con todos los activos del Arca de Noé financiero que los Kirchner se están envalijando para cuando estalle el conflicto y ellos huyan. La plata no va a ir a la mejora del servicio, cual solo empeora año tras año por que ante la falta de renovación lo que era malo y viejo un año atrás, ahora es además de malo más viejo, por ende todavía peor.
Yo soy un habitante de la capital federal y uso un solo medio de transporte por día, el viatico no representa un ataque violento a mi salario pero si lo hace para la gente que vive en provincia. La gente que se tiene que tomar dos o tres colectivos; o un colectivo y el tren; o un colectivo, el tren y el subte; o las infinitas variables que la matemática de la probabilidad puede generar. Encima de esto el precio del viatico aumento antes de que se solucione la problemática de las monedas. La argentina sufre problemas con su emisión de cambio chico desde aproximadamente nueve meses, los bancos no proveen monedas y los colectivos no toman billetes. La venta de monedas en retiro y en las terminales de colectivos se han convertido en un negocio; como también los kioscos quienes han ganado plata ante la gente que anda desesperada por monedas y compra cualquier cosa en busca de cambio. Con el aumento del precio del boleto de colectivo la necesidad de monedas se hará cada vez más imperiosa generando cada vez más problemas. Por ahí a la queridísima Cristina le gusta salir en el Wall Street Journal (mostrando sus labios amantes del colágeno y su cara enaltecida por el botox), que ya reporto cuatro veces en sus páginas la desoladora condición de la moneda de un peso y su peligro de extinción; al parecer ya han llamado a Greenpeace para ver si pueden rescatar a la especie y detener a su voraz cazador, quien no fue identificado aun pero dicen que es cuadrado y expende rectángulos de papel. Ante todas estas medidas contradictorias e hirientes para la moral uno tiene que preguntarse cómo sobrevivir en este país patas para arriba.
La realidad es que aquí hay tres opciones: la indiferencia, la risa o la acción. La indiferencia es la opción del tradicional Argento. Esta medida la toma el hombre cansado que se siente mejor que todos y dice que este país es una mierda cada dos frases y que nunca va a cambiar nada. La segunda medida es la más adecuada para la gente que todavía no tiene un plan pero no quiere contribuir a la tautología de la argentina que vive en la circularidad de un argumento mortal. La risa es hermosa(es una mujer sexy, de esas que se cubren en los eventos de menor destello y hacen su aparición despampanante en la gala mayor), ayuda a contrarrestar la violencia y a unir a la gente. La risa es un agente de cambio por que ayuda a unir personas que en otras circunstancias estarían separadas. La risa también ayuda porque es sana, nos descontrae y combate malos signos de salud. Por eso la risa es un muy buen antídoto en este mundo. Además al reírse de la desgracia propia uno puede decirle a la madre que aprendió algo de las tantas lecciones que recibió. La tercera opción hoy es lamentablemente imposible. La política argentina es una máquina que chorrea aceite y genera cambios de personalidad a rabiar. Alguien que hoy parece bueno se puede convertir en malo en menos de 24 horas. El pueblo no está listo para ser levantado por ningún revolucionario debido al recalcitrante sectarismo que se da entre los organismos políticos no gubernamentales. La argentina hoy no está preparada para un revolucionario, por esto es que nos queda solo la segunda opción ya que cualquiera de las otras dos opciones hoy está descartada. El que se la da de superado va a vivir deprimido. El que busca un cambio profundo va a sucumbir ante la indiferencia o va a sufrir un vuelco de personalidad. El que se ríe va a vivir más descansado, va a ver a otra gente mejor y va a tener un mejor futuro. Por eso vamos a reír un buen rato, por ahí si todos empezamos a ver el lado divertido terminamos haciendo una revolución con la risa.

13/01/2009